Padre Jeff Fernández, Director de la Oficina de Adoración

La conocí cuando era niño y escuchaba su nombre a menudo, ya que su santuario está ubicado en Antipolo, cercas de la casa de mi familia. Su devoción en los Estados Unidos comenzó cuando hace años se trajo a San José una réplica de su imagen, que ahora se encuentra consagrada en la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción en Washington, D.C. Para mí, se ha convertido en la imagen de una inmigrante, como yo y mi familia, que dejó su patria en busca de un futuro mejor. Nuestra Señora de Antipolo es una guía maternal en este viaje hacia una nueva tierra. Ella ha transformado mi fe a través del ejemplo de innumerables devotos cuyas vidas han sido tocadas por su compañía tanto en las alegrías como en las tristezas de la vida. Su presencia me ofrece esperanza y misericordia.

Padre Ritche Bueza, Párroco de la Iglesia del Espíritu Santo

Crecí en Filipinas y supe de Nuestra Señora cuando era niño. Siempre he tenido devoción por ella. Nuestra Señora de Antipolo es la patrona de los inmigrantes, especialmente de los filipinos. Su título lo dice todo: “Nuestra Señora de la Paz y del Buen Viaje.” Mi devoción por ella me acerca a ella y aumenta mi confianza en su cuidado; sé que tengo una Madre que siempre está conmigo. Su devoción a su Hijo, su confianza en la palabra de Dios y su obediencia a la voluntad de Dios la convierten en un modelo de discipulado y me inspira a perseverar en mi vocación, confiando en la promesa de Dios: "Simpre estoy con ustedes.” 

Annette Moreira, Feligresa de San Francisco de Asís

He tenido devoción por Nuestra Señora de Antipolo desde que tenía 10 años, y mi familia visitaba anualmente el santuario en Antipolo, Filipinas. Es maravilloso ver que Nuestra Señora de Antipolo finalmente viene de visita y descansa en nuestra Diócesis. Rezarle me brinda una sensación de seguridad y paz en mi vida diaria. Mi madre era devota de la Virgen María después de convertirse del protestantismo. Nuestra Señora de Antipolo siempre ha sido a quien rezamos por nuestra seguridad y por la paz en la familia.

Monseñor Willie Manrique, Párroco de San Juan Bautista

Soy devoto de Nuestra Señora de Antipolo desde hace 60 años, desde que estaba en la escuela primaria. La recibimos en nuestra parroquia cuando llegó la primera estatua a los EE. UU., antes de que finalmente fuera consagrada en la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción en Washington DC. Soy devoto desde 1974, cuando nuestra familia se mudó cercas de Antipolo. Hacíamos peregrinaciones a su santuario, ya que no estaba demasiado lejos de donde vivía nuestra familia.

La estatua de Nuestra Señora de Antipolo, símbolo de esperanza y fe, se instalará en la Parroquia de San Juan Bautista en Milpitas en 2025. Actualmente, la Virgen está visitando parroquias de la diócesis, difundiendo su mensaje de paz y buen viaje. The Valley Catholic espera publicar en ese momento un artículo sobre esta devoción y su impacto en la fe en la diócesis, un testimonio del poder perdurable de la fe y la comunidad.