Un Ministerio de Transformación
Cuando fui recibido formalmente en la Diócesis de San José, Mons. Fran Cilia me mencionó: “El Obispo McGrath era como tú hace 20 años.” No dio más detalles sobre lo que quería decir con ese comentario, dejándolo a mi imaginación con efecto humorístico: luego imaginé un Obispo McGrath bajito y con cabello oscuro, y ahora me imagino en 20 años como un irlandés alto y con acento pronunciado.”
Cuando fui recibido formalmente en la Diócesis de San José, Mons. Fran Cilia me mencionó: “El Obispo McGrath era como tú hace 20 años.” No dio más detalles sobre lo que quería decir con ese comentario, dejándolo a mi imaginación con efecto humorístico: luego imaginé un Obispo McGrath bajito y con cabello oscuro, y ahora me imagino en 20 años como un irlandés alto y con acento pronunciado.”
La historia del Obispo McGrath y su servicio a Dios es de transformación. Como leerá en esta edición especial de The Valley Catholic dedicada a su memoria, el Obispo PJ transformó la Iglesia local y, durante nuestra breve amistad, me transformó a mí. Ambos éramos relativamente jóvenes cuando fuimos llamados a servir como obispos. El pasaje de las Escrituras, “No digas: Soy demasiado joven” y “No temas…. Yo estoy contigo para librarte,” resonó en nuestros corazones.
La improbable amistad entre PJ y yo que creció durante los últimos cinco años estuvo marcada por el respeto, la amabilidad y el cuidado genuino del uno por el otro. Si bien el Obispo McGrath y yo venimos de orígenes muy diferentes y ejercimos diferentes estilos pastorales y de liderazgo, todos los obispos comparten un ministerio plagado de decisiones difíciles. Aprecié que el Obispo PJ fuera generoso con su tiempo y sus consejos cada vez que los pedía. De hecho, estas eran las características distintivas del Obispo PJ: respeto, bondad y cuidado genuino por los demás.
Cuando tenía la oportunidad de conversar con Obispo PJ mientras se jubilaba, durante nuestras conversaciones, él frecuentemente reflexionaba sobre su propio ministerio y sobre el papel de los obispos, observando que siempre tratamos de tomar las mejores decisiones con la información que tenemos en el momento. Ambos reflexionamos sobre nuestros respectivos arrepentimientos y logros pastorales. Sin embargo, estuvimos de acuerdo en que cada decisión que tomamos y hacemos como obispos se basa en el amor. Bien o mal, siempre es correcto haber amado. Mi propio obispo mentor me recordaría la importancia crítica de amar a las personas a las que servimos y, igualmente vital, amar a aquellos con quienes servimos. Sin lugar a duda, el Obispo PJ ciertamente amaba a las personas a las que sirvió y con las que sirvió.
Después de que el Obispo PJ conoció a mi madre hace cinco años cuando ella asistió a mi ceremonia formal de bienvenida, se mostró muy atento enviándole tarjetas y flores en el Día de la Madre y otras ocasiones especiales. Cada vez que llamaba a mi madre en estas ocasiones, ella se aseguraba de comentar sobre las flores de PJ y su consideración, mientras permanecía en silencio sobre las flores que olvidé enviar.
Gracias, Obispo Patrick Joseph McGrath, no sólo por las flores de mi madre sino también por la voz profética, por la encantadora amistad, y por tus veinte años como pastor amoroso del rebaño del Señor.
Hasta entonces, nos reuniremos en el altar en oración.
Obispo Oscar Cantú es el tercer obispo de la Diócesis de San José