
Acerca de la Cuaresma y el Adviento
Acababa de terminar la misa del domingo y un feligrés se me acercó y me preguntó, “¿Por qué no valoramos el Adviento como la Cuaresma?” Al principio, me sorprendí porque nunca había considerado que uno de esos tiempos fuera más importante o que la Iglesia lo tomara más en serio que el otro. Por eso, quise reflexionar sobre los dos tiempos de mi crianza en Nigeria que muestran grandes similitudes y que el Adviento y la Cuaresma, dos caras de la misma moneda, tienen el mismo valor.
Acababa de terminar la misa del domingo y un feligrés se me acercó y me preguntó, “¿Por qué no valoramos el Adviento como la Cuaresma?” Al principio, me sorprendí porque nunca había considerado que uno de esos tiempos fuera más importante o que la Iglesia lo tomara más en serio que el otro. Por eso, quise reflexionar sobre los dos tiempos de mi crianza en Nigeria que muestran grandes similitudes y que el Adviento y la Cuaresma, dos caras de la misma moneda, tienen el mismo valor.
Acerca del Nacimiento y la Muerte
A veces simplificamos demasiado ambos tiempos diciendo que el Adviento es una preparación para el nacimiento, mientras que la Cuaresma es una preparación para la muerte. Por un lado, esto es cierto: el Adviento conduce al nacimiento de Cristo, y la Pascua, a su muerte. Sin embargo, la distinción no es tan sencilla.
Yo tenía 12 años y en el seminario cuando mi madre estaba embarazada de mi hermana pequeña. La vi cada vez más despacia hasta el punto de que caminar parecía una tarea cuesta arriba. Estaba feliz de que un bebé estuviera en camino, pero también tenía miedo de que mi madre muriera. Recuerdo que todas las noches, mientras rezabamos el rosario, mi padre entonaba una oración por un parto seguro. Ese tiempo tenía una mezcla de dos sentimientos extremos: uno era la alegría inmediata de que un bebé estuviera a punto de nacer en el mundo, y el otro era un sobrio recordatorio de la mortalidad de una madre.
El Adviento es una preparación para la esperanza: Dios toma la forma de un ser humano. La Cuaresma, al igual que el Adviento, es un nuevo nacimiento, ya que la muerte de Jesús trae consigo la resurrección (una nueva creación en Dios). En ambos casos, el peligro de morir y la felicidad de dar a luz, o renacer, surgen simultáneamente. Fuera del calendario litúrgico, lo mismo puede decirse de nuestros sacramentos: cada vez que me confieso siento el nacimiento de una nueva persona dentro de mí. Cada vez que digo no al pecado, siento la nueva paz de Cristo viva en mí. El yo “recién nacido” es siempre la resurrección del yo viejo que ha desaparecido.
Acerca de la Cuaresma y el Adviento
En estos días, observo la lentitud con que se mueven las embarazadas y el cuidado con que se muestran, sin comer ni beber nada que pueda ser perjudicial para el niño. El embarazo, que conlleva sufrimiento, es como una Cuaresma y un Adviento: al final de ambos tiempos hay alegría. El hecho de que el Adviento sea para prepararse al nacimiento de Cristo no quita algunas aparentes dificultades que las madres afrontan durante el período de gestación. El hecho de que las mujeres embarazadas sufran durante el embarazo no quita la alegría de la nueva vida. Del mismo modo, las dificultades y los sacrificios que hacemos durante la Cuaresma no disminuyen la alegría que trae consigo la resurrección de Cristo.
El objetivo de estos tiempos importantes del año en nuestro calendario litúrgico es ayudarnos a preparar nuestras almas para Cristo. En Nigeria, me encontré con Cristo durante el Adviento de una manera especial, cuando un extraño nos dio comida para celebrar la Navidad en un momento de pobreza y necesidad. Del mismo modo, durante la Cuaresma, cuando nuestro hogar fue destruido por el viento y la lluvia, un buen vecino nos acogió a todos durante seis meses. El nacimiento, la muerte, el renacimiento y la resurrección son temas presentes de alguna manera en ambos tiempos.
Tengo amigos y feligreses que han encontrado a Jesús durante el tiempo de Adviento gracias a la belleza de los villancicos, el compartir de dones y las misas Simbang Gabi de la tradición filipina. Por otro lado, tengo personas en mi vida que encontraron a Jesús durante la Cuaresma gracias a los sacrificios de la comunidad cristiana para perdonar a los hermanos y hermanas y buscar la paz y la justicia. Que en esta Cuaresma emprendamos un camino que puede requerir un período de gestación de algunos pequeños sufrimientos, para que podamos experimentar de nuevo la alegría del renacimiento y la resurrección.