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 | Por Kevin Bernaga

Un Regalo Que Ahora Es Tuyo

En octubre de 2024, mi esposa Jenny y yo, junto con cuatro queridos amigos: Bryan, Katrina, John y Annie (John y Annie se casaron en 2021 y Bryan y Katrina en 2023, pero esperaron este viaje para su luna de miel), viajamos a la Ciudad Eterna de Roma como parte de nuestra luna de miel. Uno de los momentos más esperados de nuestra peregrinación fue asistir a la Audiencia General Papal para recibir la bendición de los recién casados, o sposi novelli, del propio Papa.

Era una hermosa mañana de miércoles. Nos sentamos entre parejas de todo el mundo, todos recién casados, radiantes de alegría y nerviosismo. La anticipación era palpable al concluir la audiencia y el Papa Francisco saludó personalmente a cada pareja, recorriendo las filas al pie de la Basílica de San Pedro en su silla de ruedas. El ambiente empezó a vibrar con preguntas: “¿Qué debo decir?” “¿Le pido una selfi?” “¿Cómo lo saludo?”

Cuando llegó nuestro turno, la anticipación se convirtió en asombro. Tras saludar a las dos primeras parejas del grupo, el Papa Francisco se acercó a Jenny y a mí con una cálida sonrisa y nos extendió la mano. En mi regazo había una cajita con la etiqueta Gammarelli, el nombre del sastre personal del Papa. Dentro había un zucchetto blanco nuevo, justo de su talla. La noche anterior, inspirado por nuestro amigo Andrés de la Diócesis de Sacramento, lo había comprado para este momento. Nos había hablado de una tradición especial de los peregrinos: cuando un visitante le regala un zucchetto nuevo al Papa, este puede cambiarlo por el que lleva puesto.

Cuando abrí la caja y le pedí un intercambio, el Papa Francisco sonrió. Tomó el zucchetto, lo examinó y se lo puso con cuidado en la cabeza. Después de un momento, se lo quitó, me lo devolvió y dijo: “Esto es ahora un regalo para ti.”

Rebosante de gratitud, añadí rápidamente, “Papa Francisco, la Iglesia joven y toda la Iglesia de San José, California, reza por ti todos los días.” Su respuesta fue personal y cálida, “Muchas gracias. Sepan que yo también rezo por todos ustedes.”

Al recordarlo, estoy verdaderamente agradecido por ese breve pero significativo momento. Compartir ese encuentro con nuestro difunto Santo Padre fue una inmensa bendición. Apreciamos sus oraciones, su presencia y el sencillo regalo del zucchetto.

Mientras continuamos orando por el descanso eterno de su alma, que nos inspire el legado que nos deja: un legado de fidelidad a Dios, compasión por los marginados y una humildad que redefinió el liderazgo papal. Que nuestra Iglesia, especialmente los jóvenes, siga su ejemplo de caminar con los demás en amor, misericordia y alegría.


Kevin Bernaga es el Director Asociado del Ministerio Juvenil de la Diócesis de San José. Voluntario de mucho tiempo y ex ministro juvenil en su parroquia de San Francisco de Asís, Kevin y su esposa Jennyrose se casaron en abril de 2024. Ambos comparten una profunda pasión por escuchar las voces de los jóvenes, construir comunidades de pertenencia y acompañarlos en su camino con Cristo.

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