| Adriana Villagrana, Directora Diocesana de Instalaciones

Prestando Servicio con el Obispo: Una Lección de Fe y Generosidad Reflexión de Adrianna Sobre el Día de Servicio de la Cancillería 2025

Servir junto al Obispo de la Diócesis de San José y la Orden de Malta fue una experiencia inolvidable. Llegué ese día con la esperanza de dar, ayudar a los necesitados y ofrecer mi apoyo, pero el día se convirtió en algo mucho más significativo. Me abrió los ojos a la belleza de Cristo en los demás y me enseñó a dar no solo mi tiempo sino también mi corazón, aceptando las bendiciones inesperadas que vienen del servicio.

 

Un momento significativo fue cuando el Obispo Cantú bendijo a un hombre que recordaba a su madre fallecida. La gratitud y la fe firme del hijo afligido entre sus luchas fue un poderoso testimonio de la presencia reconfortante de Dios en momentos difíciles. Fue un recordatorio para todos de la esperanza y el consuelo que trae la fe, la certidumbre de que nunca estamos solos en nuestras pruebas.

 

Durante todo el día, la presencia del Obispo y la dedicación de la Orden de Malta nos inspiraron a los voluntarios. Su amabilidad y dedicación a encontrarse con las personas donde estuvieran demostró lo que realmente significa vivir nuestra fe. A lo largo de nuestro voluntariado, fui testigo de la genuina amabilidad de todos los involucrados. La Orden de Malta generosamente proporcionó alimentos, zapatos y agua, demostrando su profundo compromiso con el servicio a los demás. Esto no era un evento único, sino algo que hacen con regularidad.

 

Ver al Obispo interactuar con la comunidad y compartir el amor de Dios me dejó una impresión duradera. Esta experiencia me recordó lo hermoso que es servir a los demás. La alegría y la paz que encontré simplemente al estar ahí para servir fueron profundas. Lo que más me sorprendió fue lo mucho que recibí a cambio. La gratitud y la fe de las personas a las que servimos nos respondieron de maneras que nunca esperé. Todos expresaron su gratitud, no solo con palabras, sino con el aprecio que era evidente en sus rostros.

 

Al reflexionar sobre ese día, me siento profundamente agradecida por la oportunidad de participar en este servicio, así como por el ejemplo que nos mostraron nuestro Obispo y la Orden de Malta. Su labor me recordó que ayudar a los demás es el corazón de nuestra fe, y nos inspiran a compartir amor, paz y esperanza con el mundo.

Adrianna Villagrana es feligresa de Nuestra Señora de la Paz.


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