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 | Por Marissa Nichols

El Camino de una Líder Servidora Vuelve al Punto de Partida

Cuando los discípulos misioneros se encomiendan a la Providencia de Dios, un asombroso camino lleno de fe los lleva a menudo al corazón del Espíritu Santo. A veces también puede llevarlos de vuelta al punto de partida, de regreso a donde comenzaron. Para Rosio González, nativa de Santa Cruz, Directora de Operaciones de la Diócesis de San José, la vida ha sido una aventura al servicio de la Iglesia Católica que la ha llevado por todo el país y la ha llevado más profundamente a la fe católica que se encuentra en el corazón de su liderazgo. Durante su tiempo fuera de California, acumuló una gran experiencia en varios roles de liderazgo dentro de la Iglesia, antes de su reciente regreso a casa en 2019 cuando el Obispo Oscar Cantú la contrató en su puesto actual en la Cancillería, la oficina administrativa central de la diócesis.

Para completar su educación, el camino primero llevó a Rosio a St. Louis, donde obtuvo una maestría en trabajo social, seguida de un puesto que la llevó a Boise, Idaho, donde se desempeñó como Directora Ejecutiva de Caridades Católicas de Idaho. De ahí se fue a San Antonio, Texas para convertirse en Directora del Departamento de Oficinas Pastorales de la Arquidiócesis. Finalmente, mientras residía en Washington D.C., se convirtió en Directora Adjunta de Caridades Católicas y luego en Presidenta del Consorcio de Escuelas Católicas antes de regresar a California. Ahora reside nuevamente en el Condado de Santa Cruz, donde ella y sus cuatro hermanos fueron criados por su abuela, a quien atribuye su fe.

El Corazón de una Servidora

Rosio cree que su vocación es servir a los demás ayudándoles a crecer en su bienestar espiritual, emocional y social. Su práctica como trabajadora social lanzó a Rosio a la administración, donde, a través de la guía e inspiración del Espíritu Santo, ha impactado significativamente la vida de miles de personas. A lo largo del camino, Rosio ha servido activamente en cada parroquia a la que se ha unido, como lectora, ministra eucarística, voluntaria en un refugio para personas sin hogar, voluntaria en un centro católico para embarazos en crisis y en otros ministerios.

El Amor Encuentra un Hogar

A través del trabajo social, ella y su esposo Will conocieron a su hija Mayra, a quien adoptaron cuando Mayra tenía diez años. Mayra ahora tiene 35 años y recientemente dio a luz a su segundo hijo. Rosio habla con alegría y un profundo sentido de responsabilidad de compartir su fe católica con sus dos nietos, Alessandro (6) y Leo (3 meses). “Durante nuestra visita, justo después del nacimiento de Leo, invité a mi hija a Misa. Estaba feliz de ir y traer al nuevo bebé. ¡Fue maravilloso compartir ese momento con Jesús y con mi hija y mis nietos!”

Al reflexionar sobre los desafíos y las luchas que su hija ha enfrentado en su camino de fe, las siguientes palabras de Rosio resuenan en todos los católicos que tienen familiares no practicantes. “Me preocupo por mi familia. Me preocupa que nuestros jóvenes y jóvenes adultos estén siguiendo caminos que los alejan de Jesucristo y de la Iglesia. Todos los católicos con familiares, que ya no adoran ni creen, saben que es un desafío para su capacidad de amar y es difícil invitarlos a Misa y compartir la importancia de recibir los sacramentos. Es difícil, pero estamos llamados a evangelizar a nuestras familias.” Quienes conocen a Rosio saben que tales sentimientos surgen de una empatía profundamente arraigada por los demás que caracteriza su estilo de liderazgo.

Un Rol Único

Como Directora de Operaciones, Rosio ahora ocupa un rol tradicionalmente ocupado por un sacerdote, lo que coincide con el reciente llamado del Papa Francisco para una mayor inclusión de los laicos entre los líderes de la Iglesia. Con el Obispo Cantú, Rosio comparte una visión para la renovación espiritual de la diócesis anclada en el proceso de planificación sinodal y pastoral iniciado hace dos años. “El Obispo Cantú ha dicho que el objetivo central del sínodo es entender cómo llevar a más personas a Cristo. Queremos que las voces de los fieles se escuchen y se reflejen en el proceso de planificación a largo plazo.” Rosio relató haber experimentado una sensación de esperanza durante el reciente fin de semana de la Asamblea del Sínodo Diocesano que se llevó a cabo en enero, donde casi 200 delegados se reunieron en la Universidad de Santa Clara para orar, discutir, discernir y votar sobre iniciativas futuras: “Fue una oportunidad maravillosa para aprender escuchando lo que es importante para ellos".

Rosio se siente comprometida a profundizar su fe como una base fundamental para su trabajo en el proceso sinodal. “Fui a un retiro cuando comenzamos el proceso del sínodo porque, dado que estamos pidiendo a las personas que profundicen su relación con Cristo, es importante para mí examinar cómo lo estoy haciendo personalmente.” Rosio reconoce que espera más de sí misma como líder: “Reconozco que el Espíritu Santo me ha dado un papel importante en la diócesis. Parte de esa responsabilidad es trabajar continuamente para discernir y profundizar mi fe. ¿Cómo puedo mejorar como servidora de Dios si no estoy profundizando mi fe?”

Como líder, cuando Rosio da de sí misma también recibe como discípula, “Estaba tan emocionada de formar parte de la Asamblea del Sínodo. Fue un hermoso ejemplo de la visión del Obispo Cantú para nuestra diócesis y cómo el Papa Francisco nos ha llamado a participar a un mayor nivel en el proceso sinodal. Espero ayudar a desarrollar y ejecutar un plan pastoral que refleja las voces de los delegados. Espero que ellos se beneficiaron tanto como yo ese fin de semana.” Además de los eventos diocesanos como la Asamblea del Sínodo, Rosio también encuentra alimento espiritual diario en la Cancillería: “Puedo asistir a Misa todos los días en el trabajo. ¿Dónde más puedes hacer eso?" En este punto, ella sonríe.

De Vuelta al Punto de Partida: Un Camino Guiado por el Espíritu

Durante su camino, la buena voluntad de Rosio de servir a los demás la llevó a apreciar más profundamente a la Iglesia y su misión de alinearse con los pobres, los que sufren, y los necesitados. Ella cree que la Iglesia puede y debe hacer un mejor trabajo de dar a conocer sus servicios exitosos e impactantes tanto como las oportunidades de servicio a varios niveles de la sociedad. “No hablamos lo suficiente sobre lo que la Iglesia hace en el mundo. Lo que me llevó a servir en la Iglesia fue su misión social, y a partir de ahí, mi fe se profundizó”.

Rosio continúa profundizando su fe a través de una vida de oración estructurada. “Recientemente asistí a un retiro Jesuita. Desde entonces hago el examen de conciencia nocturno. También descubrí algunas hermosas aplicaciones y podcasts católicos. Todas las mañanas escucho la aplicación Hallow. Es asombroso. Me encanta porque me llena espiritualmente cada mañana”. Ella se ríe en este punto: “Ahora debo comenzar mi día orando y escuchando la reflexión de Jeff Cavins sobre el evangelio. También comencé el podcast Catecismo en un Año del Padre Mike Schmitz. Parte de nuestra vida espiritual es el aprendizaje y el estudio continuos. ¡Hay tantos aspectos de nuestra fe y, afortunadamente, también tenemos muchas oportunidades para aprender más constantemente, en línea y en las parroquias!

Como discípula misionera, ella es la primera en reconocer con humildad que volver a casa es tanto una bendición como un desafío, ya que no es quien alguna vez fue. “Volver es muy diferente. Hace diez años, ni siquiera hubiera sabido usar la palabra 'vocación,’ pero ahora veo mi papel de manera muy diferente: la administración de la Iglesia es mucho más que una carrera; es una vocación.” Una devoción de por vida a Nuestra Señora de Guadalupe la sostiene y la inspira continuamente. “En cierto modo, impulsa todo lo que hago. Ella me inspira como mujer, madre y ahora como abuela.” Ella no cambiaría nada de su rol actual: “Nunca imaginé trabajar en la Iglesia como líder laica. Sin embargo, confiando en la Providencia, he seguido el camino que Él me puso delante. ¡Me encuentro sorprendida y asombrada todos los días por ser bendecida con mi papel al servicio de la Diócesis de San José!”