Apoyando la Vida: La Historia de Milena
El niño probablemente se sintió extraño cuando entró al cuarto pequeño donde el intérprete y yo realizaríamos nuestra entrevista con su madre, Milena. Una vez dentro del cuarto, que contenía una estantería imponente y una mesa grande que su cabeza aún no podía alcanzar, al vernos el niño pequeño y sonriendo alegremente, rápidamente se dio la vuelta y corrió hacia su madre.
El niño probablemente se sintió extraño cuando entró al cuarto pequeño donde el intérprete y yo realizaríamos nuestra entrevista con su madre, Milena. Una vez dentro del cuarto, que contenía una estantería imponente y una mesa grande que su cabeza aún no podía alcanzar, al vernos el niño pequeño y sonriendo alegremente, rápidamente se dio la vuelta y corrió hacia su madre.
La alegría y la química profundamente amorosa que se respiraba entre la madre y el niño de ninguna manera nos prepararon para la historia que la madre, Milena, estaba a punto de compartir. Relató una situación imposible, una en la que se descubrió embarazada durante el encierro en el 2020, sin poder salir de los Estados Unidos y sin apoyo familiar. Pero afortunadamente, su historia también contenía una anécdota conmovedora del apoyo local y práctico que encontró durante ese tiempo.
“Mi nombre es Milena y este es mi hijo, Christopher. Soy de Colombia donde era reportera. Mi esposo y yo viajamos a Estados Unidos de vacaciones en febrero de 2020, quince días antes del confinamiento por el Covid-19. Nuestro plan era venir y quedarnos 20 días, pero luego todo cerró, incluso las aerolíneas. Estábamos atrapados aquí.
“En mayo me enteré que estaba embarazada y no tenía seguro médico, así que no sabía a quién contactar ni qué hacer. Busqué organizaciones locales de embarazo en línea, pero no estaba segura de que hacer.”
En este punto, Milena volvió a respirar profundamente. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras miraba hacia abajo. Luego exhaló, con una lágrima corriendo por su mejilla, y continuó:
“Lo que hizo la situación más difícil fue que ya había perdido un bebé debido a un embarazo ectópico mientras estaba en Colombia. En ese momento, el médico dijo que nunca más volvería a concebir. No quería volver a vivir esa experiencia, así que oré para encontrar a alguien aquí que me ayudara".
Durante su búsqueda por internet, descubrió Guadalupe Hope Society (GHS), que ofrece ecografías obstétricas limitadas, entre otros servicios, en el centro de mujeres en San José. Allí conoció a una comunidad de apoyo que incluía a la técnica de ultrasonido Maggie Conlin. GHS le ofreció a Milena el apoyo y la ayuda que necesitaba, lo que fue un gran alivio.
En este punto de su historia, exhaló con alivio y sonrió con los ojos llorosos a Christopher, quien corría enérgicamente alrededor de la mesa de conferencias y los tres adultos sentados.
Pero la historia de la familia de Milena no había terminado. En nuestra entrevista, ella compartió tanto sus circunstancias durante su embarazo como sus necesidades continuas.
“Vivimos en una habitación individual durante todo mi embarazo y solo pudimos mudarnos a nuestro estudio actual cuando Christopher tenía siete meses. Es pequeño pero los tres, mi esposo, Christopher y yo, vivimos juntos y poco a poco vamos progresando”.
Cuando concluyó, le pregunté de qué estaba más agradecida, y su respuesta provocó más preguntas importantes para mí y para todos los católicos. A mi pregunta, ella respondió:
“La verdad es que estoy muy agradecida con la doctora voluntaria porque sus servicios fueron gratuitos. No podría haberle pagado de todos modos, porque no tenía nada. Ella fue quien me atendió rápidamente y me aseguró que mi embarazo era viable. Sobre todo, eso me preocupaba. Estoy agradecida de que GHS continúa ayudándonos con ropa, asiento infantil, y suministros; me ayudaron a conectarme con mi médico actual. Me ayudaron con absolutamente todo.”
Con sus palabras finales, surgieron más preguntas en mi mente: ¿Cuántas más mujeres con embarazos complicados y difíciles no están seguras de qué hacer? ¿Y cuántas más tomarían otras opciones más trágicas, por falta de apoyo? ¿Cuál es nuestro papel como católicos? ¿Nos sentamos y observamos? ¿O damos un paso adelante y aumentamos nuestro apoyo en todas las formas y en todo lo que requieren?