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 | Por Katie Helland, Directora de Comunicaciones, Archbishop Mitty High School

¿Qué haría Jesús?

Una Lección de la Infancia Adquiere Nuevo Significado

¿Qué significa vivir una vida de servicio inspirada por Jesús hoy en día?

Esa es la pregunta que un grupo, compuesto por miembros de la facultad y el personal de la Escuela Secundaria Archbishop Mitty, intentó responder durante un sábado reciente en la Comunidad del Sagrado Corazón en el centro de San José, donde nos ofrecimos como voluntarios para distribuir carne y verduras a los más necesitados.


Esta actividad es una de tres oportunidades que se les ofrece a los empleados de Mitty con el objetivo de reunirnos en la fe. El Día de Servicio comienza en la capilla donde se realiza la oración comunitaria. Después, nos dispersamos para ser voluntarios en diferentes organizaciones sin fines de lucro en San José, Santa Clara, y Sunnyvale.

No he usado la frase "¿Qué haría Jesús?" desde mis clases de catecismo en la Parroquia de St. Catherine en Morgan Hill, pero el pasar un día sirviendo a los demás es justo la respuesta a esa pregunta proverbial. El Día de Servicio está en el núcleo de la misión de la Escuela Secundaria Archbishop Mitty de ver a cada individuo como hecho a imagen y semejanza de Dios (Gn 1:26).

Jesús fue un ejemplo andante de servir a los demás; a los leprosos, a los enfermos, los discapacitados y a todos los marginados. El veía el rostro de Dios en todos y servía a todos.

El Papa Francisco nos pide que hagamos lo mismo. Recientemente, hablando desde la Plaza de San Pedro, el Santo Padre dijo a los visitantes: “Si queremos seguir a Jesús, debemos seguir el camino que él mismo trazó, el camino del servicio. Nuestra fidelidad al Señor depende de nuestra disponibilidad para servir”. El Día de Servicio es una oportunidad para poner estas palabras en práctica.

Cuando llegamos, el coordinador de voluntarios del Servicio Comunitario del Sagrado Corazón ofreció una orientación sobre cómo comportarnos durante nuestra misión de servicio de cuatro horas. Hiso hincapié en la importancia de saludar a los clientes y relacionarse con ellos mientras repartíamos los comestibles. Con guantes de plástico, comenzamos a preparar la comida para los clientes que llegarían en breve. Mi pequeño grupo, que incluía a dos profesores de español, empaquetó zanahorias, papas y pepinos en bolsas para repartir a las familias.

Luego empezaron a llegar los clientes. Nos encontramos con madres embarazadas, padres solteros, familias grandes, y ancianos. Hicimos todo lo posible para ofrecer a la gente los productos frescos. A veces salían las palabras en inglés, otras veces en español, “¿Quiere zanahorias? ¿Berenjena?” y a veces simplemente gesticulábamos. Esto provocó sonrisas y risas cuando la comunicación simplemente no se daba.

A pesar de sus desafíos, el Día de Servicio sigue siendo mi opción preferida para el desarrollo de la fe, porque es muy práctico. Al terminar el día, nos dolía la espalda por levantar cientos de libras de alimentos, pero los resultados de nuestro trabajo fueron tangibles: todos en la fila recibieron alimentos. Nos presentamos, junto con los otros miembros de la comunidad del Sagrado Corazón, y servimos a los demás, tal como lo hizo Jesús. Nos acercamos más a nuestros colegas y a Dios a través de esta oportunidad de servicio que nos dio la oportunidad de reír, sonreír y reflexionar al encontrarnos con Dios en el rostro de todos los que conocimos, especialmente en nuestro prójimo, tal como lo hizo y lo haría Jesús.