Share this story


 | Por Sheri Wohlfert

Consejos para una comunicación positiva y amorosa

La buena comunicación es clave para una relación exitosa; la mala puede generar caos, malentendidos y frustración. Cuando consideramos todas las voces que nuestros hijos escuchan del mundo que los rodea, no tardamos mucho en darnos cuenta de lo importante que es asegurarse de que las voces de quienes más los aman se escuchen por encima de todas las demás. Como padres, tenemos la misión de ayudar a nuestros hijos a convertirse en santos, y eso requiere una gran conversación. Aquí hay algunas ideas que podrían ayudar.

 

Primera prioridad

Invierta tiempo en la conversación diaria. Cuelgue el teléfono y escuche lo que tienen que decir. Si las familias tienen el hábito de conversar todos los días sobre todo, desde el recreo hasta los exámenes de cálculo, la buena comunicación fluye orgánicamente. Si no tienen el hábito de conversar sobre las cosas pequeñas, abordar las cosas importantes será un desafío.

Entretéjala en su vida

Haga que la conversación sea parte de las cosas cotidianas, como lavar los platos juntos, compartir minutos en el automóvil o una conversación antes de las oraciones nocturnas. Tenga a mano una lista de preguntas tontas o temas de conversación para aquellos momentos en los que la charla se vuelve difícil. A veces se necesita una forma de aligerar el estado de ánimo y romper el hielo.

Note las cosas

Tómese el tiempo para hacer comentarios breves. Afirmaciones como “Me di cuenta de que fuiste muy paciente con tu hermana esta noche” causan una fuerte impresión. Puede que te sorprenda la conversación que sigue. También podrías decir algo como “Me di cuenta de que estabas bastante callado durante la cena y me preguntaba si podría ayudarte en algo”. Incluso si la conversación no fluye en el acto, sentirán su conexión y amor. Sea paciente y amoroso; a veces, las cosas tardan un tiempo en darse.

Maravillas y consejos

Los niños no siempre necesitan nuestros consejos y opiniones. A veces quieren ser escuchados y, muy a menudo, escucharse a ellos mismos en voz alta es terapéutico en sí. A menos que pregunten específicamente, a menudo puede ser más útil hacer preguntas de tipo "Me pregunto" en lugar de decirles lo que deben hacer. “Me pregunto qué pasaría si el maestro se enterara” o “Me pregunto cómo te sentirías si alguien dijera eso sobre ti” ofrecen a los niños la oportunidad de pensar las cosas desde otra perspectiva y desarrollar la empatía, que tiene un efecto más duradero que simplemente decirles qué hacer o decir para resolver el problema.

Llegar a la raíz

Especialmente en conversaciones que involucren conflicto, llegue a la raíz de la emoción. ¿Es ira, vergüenza, frustración o celos? Hágales saber a sus hijos que usted es un lugar seguro para procesar. Por lo general, no somos nosotros los que nos encargamos de decirles cómo se sienten, sino de ayudarlos a superar esos sentimientos de manera adecuada.

El poder de la comunicación

Estas son las palabras más poderosas con las que podemos comunicarnos con nuestros hijos: ¿Cómo puedo orar por ti? También tenemos la obligación de ayudar a nuestros hijos a aprender a comunicarse bien, lo cual es verdaderamente la obra del Espíritu Santo, así que invítelo con frecuencia a ser parte de sus conversaciones.

Pensamiento final

Siempre, siempre, siempre recordar la necesidad de la verdad dicha con amor. Adhiérase a esa noción y ayude a sus hijos a hacer lo mismo. El mundo está lleno de palabras y conversaciones hirientes… no permita que sean parte de sus relaciones.


Sheri Wohlfert es maestra de escuela católica, oradora, escritora y fundadora de Joyful Words Ministries. Sheri bloguea en www.joyfulwords.org.

Read this article in English! (Versión en ingles)