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 | Por Sheri Wohlfert

Oración familiar

Poderosa y transformadora

“La familia está llamada a ser templo o casa de oración: Una oración sencilla, llena de esfuerzo y ternura. Una oración que hace la vida para que la vida se convierta en oración”.

– San Juan Pablo II

El Padre que nos creó con enorme amor anhela escuchar nuestra voz y hacer oír la suya tanto en nuestros corazones como hogares. La oración familiar es poderosa, pacífica y transformadora. Nos une, equipa y protege. El hábito de la oración diaria es el regalo más importante y duradero que podemos dar a nuestros hijos.

Jesús nos ama tanto que se encuentra con nosotros dondequiera que estemos en nuestro viaje, así que no espere para unirse a Él. Sumérjase en la oración en familia, dondequiera que estés:

Santificar el sábado:

La Misa es la oración principal que compartimos como católicos, y la Eucaristía es tanto la fuente como cumbre de la vida cristiana, por lo que asistir juntos a Misa los domingos es el comienzo perfecto para una semana llena de oración y gracia. Agregar una misa de lunes a viernes es un siguiente paso fabuloso.

Audiencia cautiva:

La comida une a la familia, porque todos tenemos que comer. Comience con una simple bendición de comida y agregue una oportunidad para que todos ofrezcan una intención de oración por la que toda la familia también pueda orar. Termine la comida con oración también. Es el momento perfecto para pedir protección utilizando la Oración del Ángel de la Guarda o la Oración a San Miguel.

Reunión de la mañana:

Pida a cada miembro de la familia que comparta lo que necesitan orar ese día en el desayuno, en el automóvil o acurrucados en un círculo junto a la puerta principal, antes de que todos salgan corriendo. Puede ser una prueba, un juego o una reunión. Como familia, invite a Dios a traer su gracia y el poder del Espíritu Santo a los eventos del día de cada persona. Lo mismo se puede hacer entre padres o con cada niño individualmente, si la rutina de la mañana no permite una reunión grupal.

Solo pregunta:

Conectar a los miembros de la familia en oración puede ser tan simple como comenzar a practicar diariamente preguntarse unos a otros: "¿Cómo puedo orar por ti hoy?" Hacer y responder esta pregunta ayuda a las familias a invitar a Cristo a todas nuestras preocupaciones, alegrías, celebraciones y luchas. Este hábito nos ayuda a recordar nuestra necesidad de volvernos al Padre en todo, y nos ofrece la seguridad de que estamos siendo elevados en oración por las personas que más nos aman.

Pasar tiempo con Jesús:

La Eucaristía es la fuente del amor, fuerza y gracia del Padre derramada sobre nosotros. Pasar tiempo en adoración eucarística o en una tranquila visita familiar para orar ante el tabernáculo puede ser poderoso. Esta práctica es una hermosa manera de orar juntos en momentos de celebración o lucha familiar.

Las pequeñas cosas:

Los niños necesitan ver a sus padres orar y hacerlo juntos. Deje que sus hijos ayuden a planificar la oración familiar. Encuentre formas de incorporar la oración, como la Coronilla de la Divina Misericordia, una decena del rosario o la lectura de las Escrituras apropiada para la edad en la rutina diaria. Dé a todos la oportunidad de ser el líder de la oración y asegúrese de que su hogar tenga señales visibles de oración, como agua bendita, imágenes de oración y un crucifijo.

Recuerde, el Señor se reunirá con nosotros, justo donde estemos. No se trata de hacer una docena de cosas nuevas; se trata de comenzar donde estás y acercarte más a Jesús. Tómese un tiempo para orar acerca de cómo es la oración familiar en su casa, luego pídale al Espíritu Santo que los ayude a usted y a su familia a dar el próximo paso hacia él.


Sheri Wohlfert es maestra de escuela católica, oradora, escritora y fundadora de Joyful Words Ministries. Sheri bloguea en www.joyfulwords.org.

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