Pude visitarlo antes de su muerte, orar con él, y ofrecerle el sacramento de la unción de los enfermos y la Sagrada Comunión. Las últimas palabras del Obispo McGrath eran de gratitud y de paz. Él había aceptado que su vida en este mundo llegaba rápidamente a su fin y esperaba saludar al Señor. Expresó su gratitud por el oficio de su ministerio que se le confió, los muchos amigos que hizo a lo largo de los años y por la fe, la esperanza y el amor con los que Dios lo había bendecido.

Realmente me entristeció verlo partir pero me siento agradecido por la amistad que el Obispo McGrath y yo habíamos desarrollado durante los últimos cinco años. Aunque éramos bastante diferentes en nuestro origen, estilos pastorales, y experiencias de vida, creo que ambos apreciábamos nuestra amistad, una de respeto, amabilidad, y cuidado genuino.

Dedicaremos una próxima edición especial de The Valley Catholic como tributo al Obispo McGrath, recordando su vida y ministerio fructífero en San Francisco y San José.

Obispo Oscar Cantú