Reflexión Sobre la Estructura con Dolores Carr
Resuma brevemente sus expectativas al iniciar el proceso de planificación pastoral y cómo cambiaron al colaborar en el plan pastoral.
Abordé el proceso con una mente abierta, decidida a escuchar antes de opinar sobre un tema. Al principio, cuestioné mi valor para el proceso, ya que era una de las pocas comisionadas que no trabajaba para la iglesia ni estaba íntimamente involucrada en los asuntos de la parroquia, como por ejemplo, en el consejo pastoral. Sin embargo, me di cuenta de que ser “una persona ajena” me permitía brindar comentarios al grupo como una simple “feligresa.”
¿De que forma la ha transformado a nivel personal y espiritual el trabajar en el plan pastoral diocesana?
Trabajar en el plan pastoral fue una experiencia de aprendizaje. Nuestro trabajo me hizo considerar cuestiones que iban más allá de las de mi parroquia, así como asuntos que no me afectaban directamente, como la importancia de desarrollar escalas de remuneración competitivas para atraer y retener a los mejores talentos para las parroquias, las escuelas y la cancillería. Además, nuestra comisión de planificación tuvo la suerte de contar con miembros con diferentes perspectivas, prioridades y enfoques, lo que permitió debates animados. En general, fue una experiencia excelente, que abrió mi mente y fue educativa.
Si tuviera que elegir una o dos palabras que resumieran su experiencia como comisionada del plan pastoral, ¿cuáles serían y por qué?
Soy cautelosamente optimista. Tengo la esperanza de que nuestras recomendaciones resulten en cambios estructurales que revitalicen nuestra comunidad eclesial y utilicen nuestros recursos de manera más eficiente y eficaz. Sin embargo, también reconozco que la gente puede resistirse a modificar la estructura parroquial actual.
¿Qué aspecto del plan pastoral de renovación estructural cree que será el cambio más significativo?
El cambio más significativo será cómo reestructuremos para garantizar que lleguemos a la mayor cantidad de personas con los ministerios existentes que satisfagan sus necesidades.
¿Qué faceta de la estructura la entusiasma más?
Me interesó trabajar en la prioridad de renovación estructural porque creo que podemos fortalecer nuestros ministerios coordinando y compartiendo recursos entre las parroquias. No podemos implementar las otras prioridades del plan pastoral sin los recursos financieros para apoyarlas; por lo tanto, necesitamos reorganizar las operaciones.
¿Puede comentar sobre los desafíos que enfrentamos como diócesis al implementar la renovación estructural?
El mayor desafío será la resistencia al cambio. Es algo inherente a la naturaleza humana. La comunicación frecuente y clara es fundamental: si las personas comprenden el plan y sus razones, es más probable que lo acepten. Los detalles serán clave: en otras palabras, las personas deben comprender cómo les afectará un cambio en el modelo parroquial.
Durante la colaboración, ¿hubo algo (una enseñanza de la Iglesia, una figura religiosa o un evento mundial) que la inspiró a usted o a su equipo a discernir el plan?
Lo que ha guiado mi trabajo es mi fe, mi amor por mi Iglesia y mi deseo de que nuestros ministerios florezcan y nuestra Iglesia crezca. Creo que la implementación exitosa del plan fortalecerá la participación de nuestros miembros actuales en la Iglesia, hará que los católicos que se han alejado regresen, y atraerá a nuevos miembros.
¿Cómo ha crecido su comprensión de la renovación estructural eclesial y cómo ha influido eso en su dedicación a poner en práctica este plan pastoral?
Los meses de trabajo en el plan pastoral me han permitido darme cuenta de la importancia de la reestructuración. Si no reorganizamos el funcionamiento de nuestras parroquias, no habrá suficientes recursos financieros para implementar mejoras y ampliar nuestros ministerios esenciales. Algunas comunidades parroquiales seguirán prosperando, mientras que otras sufrirán por falta de apoyo.
Dolores Carr fue Fiscal del Distrito del Condado de Santa Clara de 2006 a 2010 y se desempeñó como jueza en el Tribunal Superior de 2000 a 2006 y nuevamente de 2011 a 2018. Ella y su esposo, John, tienen cuatro hijos y cuatro nietos. Es una ávida fanática de los SF Giants y disfruta jugando al golf. Su parroquia es Holy Spirit.