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Una Misión Visual: El Escudo y Lema del Obispo Andrés

El Escudo del Obispo Andrés C. Ligot cuenta una historia antes de pronunciar una sola palabra. El azul y el blanco evocan dos hogares en su corazón: Filipinas y Estados Unidos, lo que representa la trayectoria que lo formó a él y a la comunidad a la que ahora sirve como Obispo Auxiliar de la Diócesis de San José.

En el centro, dos barras rojas en forma de cruz (una cruz de San Andrés) honran a San Andrés el Apóstol, homónimo del Obispo Andrés. Su ubicación no es ornamental; evoca una vida inspirada en la disposición del apóstol para llevar a la gente a Cristo. En la esquina superior izquierda del espectador (diestra del escudo), una escuadra de carpintero dorada evoca a San José, patrono de nuestra diócesis: firme, fiel y práctico en el amor. Es un discreto guiño al lugar donde el Obispo Andrés fue ordenado sacerdote y ahora regresa como obispo para servir.

En el lado opuesto, un corazón de oro llameante, atravesado por una flecha, recuerda el amor ardiente de San Agustín por Dios —incansable hasta que descansa en Él— y, apropiadamente, a la familia Agustiniana. El Papa León XIV, un Agustino, nombró al Obispo Andrés; el corazón reconoce ese linaje espiritual. Las llamas también hablan de la formación del Obispo Andrés en derecho canónico: un derecho encendido por la caridad, no enfriado por el legalismo.

Tres rosas blancas completan el escudo. Honran a María bajo advocaciones cercanas a su corazón: Nuestra Señora de Guadalupe, la Inmaculada Concepción y Nuestra Señora, Causa de Nuestra Alegría. Cada rosa es una petición en flor: protección para los vulnerables, pureza de intención, alegría en el Evangelio.

Sobre el escudo se encuentra el “logro” episcopal completo: el sombrero verde (capelo) con seis borlas a cada lado, el signo del rango episcopal; la cruz procesional que se eleva detrás del escudo, recordándonos que un obispo lidera desde la Cruz; y, debajo, el pergamino con su lema: Lex Christi Caritas Est: “La ley de Cristo es amor.”

Esa línea, extraída del espíritu de Gálatas 5:14, guía todo el diseño. Para el Obispo Ligot, la ley es servidor de la comunión. Las normas existen para salvaguardar la dignidad de la persona, proteger a los débiles y mantener a la Iglesia avanzando unida hacia Cristo. En la práctica, el lema se convierte en un método pastoral: escuchar antes de hablar, decir la verdad con misericordia, priorizar el servicio sobre el estatus.

En conjunto, el escudo y el lema ofrecen una brújula sencilla para su ministerio en el Valle de Santa Clara: arraigado en el cuidado de María, medido por la fidelidad de José, impulsado por el amor de Agustín y siempre bajo la regla de la caridad de Cristo.