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 | Por Monsignor Francis Cilia

Que Todo Pueda Ser Uno

Monseñor Fran Cilia Reflexiona Sobre el Compromiso del Obispo McGrath Con el Diálogo Ecuménico

Conocí al Obispo McGrath por primera vez en la década de 1970, cuando yo era seminarista. Con el tiempo, ambos fuimos sacerdotes de la Arquidiócesis de San Francisco hasta la formación de la Diócesis de San José en 1981, cuando yo vine a San José mientras él permanecía en la Ciudad.

El Obispo McGrath se adhería a la civilidad en el diálogo y la conversación, prefiriendo abrir puertas y ventanas en lugar de cerrarlas. Su lema episcopal, “Juntos en Cristo,” reflejaba esta actitud.

En todos los asuntos, incluidos los de la administración diocesana, el ministerio pastoral y la liturgia, el Obispo McGrath se basaba en la visión del Concilio Vaticano Segundo, que nos enseñaba que trabajar hacia el ecumenismo es uno de los deberes de los bautizados y, de manera particular, de aquellos en el episcopado. Según la enseñanza de la Iglesia, el obispo es el signo de unidad en cada Iglesia local, entre su propio pueblo y más allá, como miembro del Colegio Episcopal. El ecumenismo se basa en el diálogo, que debe ser civil.

El Obispo McGrath invitaba a menudo a líderes cristianos y no cristianos a eventos importantes y reuniones diocesanas en su casa. Durante muchos años, un rabino local asistía a la misa de medianoche de Nochebuena. Después de algunos ataques anti musulmanes, Obispo PJ participó en un servicio de oración interreligiosa por la paz organizado por la comunidad musulmana local. Era una voz entre muchas.

De él aprendí que una de las responsabilidades vitales de los bautizados es orar y trabajar por el ecumenismo y que la tan citada oración de Jesús, “Para que todos sean uno” (Jn 17, 21 NBLA), debe ser mía y debe ser la oración de todos. Y nuestro trabajo sigue a la oración.

La comunicación y el diálogo civil siempre son fructíferos, dadas las alternativas. Las relaciones personales dan fruto en la comprensión de las diferencias y en la apreciación de lo que nos une, a pesar de las diferentes teologías y creencias. El Obispo PJ practicó la civilidad, incluso —o especialmente— con aquellos con quienes tenía desacuerdos.

Desde su llegada, el Obispo McGrath fue, para mí, un hermano mayor, un amigo, y un jefe. Estas relaciones centrales me ayudaron a crecer como cristiano y como sacerdote.

Extraño todo acerca de PJ: su amor por la Iglesia y la Diócesis de San José, su humor, su cuidado y preocupación por mis padres y sus sabios consejos. Me llamaba cuando tenía problemas con su cuenta de iPhone, iPad o Netflix.  No apreció cuando le dije que era menos técnico que mi madre de 90 años. Pero era verdad. Y eso también lo extrañaré.


Mons. Francis Cilia es nativo de San Francisco de segunda generación y el mayor de 12. Ordenado en 1979, todas sus asignaciones pastorales han sido en lo que hoy es la Diócesis de San José. Actualmente es párroco de la Parroquia Saint Clare. Antes de eso, fue Vicario para el Clero y Vicario General desde 1998.

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