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 | Por Marissa Nichols

Milagros Inesperados: Ministros de Matrimonio Luis y Nancy Almanza

 Su Experiencia Pastoral y Su Regreso a Ser Padres, 20 años después de su primera hija

“No lo podía creer,” Nancy Almanza compartió cómo se sintió durante el momento en que ella y su esposo Luis recibieron un milagro inesperado: la confirmación de que estaban esperando a su segunda hija, veinte años después de tener a su hija mayor, Joselyne. Según Nancy, no podrían haber estado más sorprendidos: “Miré no una, sino tres pruebas de embarazo que resultaron positivas.” Luis sugirió hacerse un análisis de sangre y trató de no hacerse ilusiones, pero llegó el resultado: después de veinte años de orar, trabajar para la Iglesia y poner a Dios en el centro de su matrimonio, iban a ser padres otra vez, Joselyne, una recién graduada de Menlo College, Atherton, finalmente tendría la hermana pequeña que le había pedido a Dios.

 

Hace diez años

Nancy y Luis comenzaron a asistir a clases de formación para padres en Cristo Rey, ya que Joselyne comenzó las clases de primera comunión. Fue entonces cuando iniciaron su camino de fe, según Luis: “Aunque habíamos estado casados por la Iglesia desde el principio. Teníamos fe, pero no la vivíamos a plenitud; solo por tradición.” Todo cambió cuando descubrieron una comunidad formada de otros matrimonios, otros padres de estudiantes de primera comunión, con quienes compartieron clases para adultos durante dos años.

Luis recordó vívidamente una conversación que él y Nancy compartieron: “Ella me dijo: ‘Estamos llevando a nuestra hija a que se prepare para recibir algo que no estamos viviendo. Quiero que nos preparemos juntos para que el día que ella haga su primera comunión, recibamos el cuerpo de Cristo como familia.’”  Como preparación, Luis y Nancy comenzaron a asistir a misa todos los domingos, a confesarse y, en palabras de Luis, a vivir los sacramentos. Recordó: “Sin darnos cuenta al principio, ambos sentimos fuertemente que Dios nos estaba guiando a ambos por el camino del ministerio.”

Nancy describió cómo comenzó su ministerio: “Cuando nuestra hija terminó su primera comunión, nos invitaron a dar charlas a los adultos.” Aceptaron y, en palabras de Nancy, “Nos enganchamos.” Las parejas comenzaron a confiarles sus luchas con sus hijos y su fe. Nancy y Luis dijeron que oraban con frecuencia: “Señor, ¿cómo podemos ayudarlos?”  Nancy compartió que la respuesta a sus oraciones fue simple: “Muchas parejas nos dijeron que era agradable vernos trabajar juntos. No nos dimos cuenta en ese momento, que al vernos, sentían el deseo de poner a Dios en el centro de sus matrimonios también.”

Creciendo juntos en la fe

Además de hablar con parejas, comenzaron a asistir a clases de biblia  todos los Viernes, lo  que amplió su comunidad de fe en Catedral. “También nos enamoramos de la gente de allí,” dijo Nancy y comenzamos a asistir a misa en la Catedral, “Comenzamos a asistir  a los retiros con el Padre Gerardo Menchaca, de allí surgió el hambre de empaparnos más de lo que enseñaba la Iglesia, y queríamos realmente conocer a Dios.”  Para Nancy, estos retiros alteraron su espiritualidad para siempre: “Antes de eso, mi visión de Dios era la de un Dios castigador. Los retiros cambiaron totalmente esto para tener confianza en que Él es un Dios de amor.” Además, en la clase de Biblia se leyó la parábola de los talentos (Mateo 25:14–30) y sintió que el Señor le preguntaba: “¿Qué hiciste con lo que te di?” Nancy y Luis discernieron que su talento era, para su gran sorpresa, el ministerio matrimonial.

Al principio fue difícil reconocer su talento. Luis compartió su mutua resistencia: “Dijimos: ‘¿Cómo puede ser verdad? ¡No, no, no, no nos sentimos dignos!’ Seguí diciendo una y otra vez: ‘No tengo ningún talento. ¡No tengo ningún talento!’” Pero luego llegó una invitación a liderar el Movimiento Familiar Cristiano Católico (MFCC) San José. No tardaron en aceptar que allí era donde podían compartir sus talentos. Nancy recordó: “No sé exactamente cuánto tiempo tomó, pero le dije a Luis, ¿por qué no vamos a ayudar? Sabía que necesitábamos una comunidad y que podíamos ayudar a los hispanohablantes, porque somos inmigrantes.” Desde entonces, nunca han vuelto a mirar hacia atrás.

Milagro Inesperado

En el proceso de servir a los demás, Luis y Nancy creen que han adquirido más de lo que significa estar casados sacramentalmente. Luis lo expresa de esta manera: “Después de descubrir el regalo que habíamos recibido en el sacramento del matrimonio, comenzamos a tratar de ser mejores para nosotros mismo, para nuestra hija, y para otras familias.” Luis y Nancy llevan una década dando charlas prematrimoniales en español en toda la diócesis y siguen involucrados en el MFCC donde, explica Nancy, perciben una clara necesidad de que las parejas se apoyen mutuamente: “Hay cosas, cosas íntimas, que no se pueden hablar con cualquiera. Muchas veces las parejas no se sienten comprendidas.” Aquí es donde ven la importancia de su papel.

Un tema que vivieron personalmente fue el de la infertilidad secundaria o posparto, que duró casi veinte años. Luis recordó entre lágrimas que su hija mayor, Joselyne, también deseaba tener un hermano mientras crecía: “Recuerdo que cuando mi hija tenía 10 años, le escribió una carta a Jesús que decía: ‘Este año no me traigas juguetes. Me gustaría una hermanita.’ Todavía tengo la carta.”  Incluso trazando su ciclo, que se enseña en los cursos de Planificación Familiar Natural, no ayudó. Sólo podían confiar y orar. Luis recuerda haberle dicho a Nancy: “No sé por qué está pasando esto, mi amor. Debemos preguntarle a Dios. Él sabe por qué.” Esta, confirmaron ambos, fue una oración constante.

Nos brincamos hasta hace dos años, cuando Nancy no podía creer lo que veía cuando múltiples pruebas de embarazo resultaron positivas. Luis dijo que estaba tan emocionado que tuvo que evitar zigzaguear en la autopista mientras corría a casa después de escuchar la noticia.  La mejor parte fue contarle a Jocelyne sobre su milagro inesperado.  Luis compartió ese momento: “Cuando le dijimos a nuestra hija, bueno, ella lloró y lloró y dijo, y recuerdo que dijo: ‘¿Por qué tardaste tanto?’” MN


Nancy y Luis Almanza son graduados del Instituto para el Liderazgo en el Ministerio de las clases de 2016 (Luis) y 2018 (Nancy). Ambos son líderes en el Movimiento Familiar Cristiano Católico, así como miembros del grupo de trabajo diocesano Que Brilla es el Amor. Su parroquia es la Catedral Basílica de San José y tienen dos hijas, Jocelyne e Isabella.