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 | Por El Padre Sergio Ovando

Un Ejemplo de la Bondad de Dios Padre

Padre Sergio Ovando Reflexiona Sobre el Obispo McGrath Como Mentor Sacerdotal

Un mentor es una persona que guía y es testigo del progreso de otra persona. En la vida de los sacerdotes, un mentor es más que eso; un mentor es una persona que no enseña conceptos abstractos sino una forma concreta y única de vivir. Como mentor que guio y fue testigo del progreso del clero de San José, el Obispo McGrath compartió muchas enseñanzas con sus sacerdotes y enfatizó una forma única y concreta de vivir nuestras vocaciones.

El Obispo McGrath nos guio a ser mentores. La mentoría, para él, no consistía tanto en decirle a los demás lo que debían hacer, sino en escuchar atentamente y tener un interés genuino en la persona, sus problemas y sus necesidades. También nos animó a confiar en la gente. Como buen hijo del Concilio Vaticano II, PJ creía en la importancia del papel de la conciencia de cada persona en todas las cosas. El mayor regalo de la mentoría del Obispo PJ que permanecerá con nosotros es la lección de confiar en la gente. Esto se debe a que confiar en alguien cambia a la persona, de manera similar como la misericordia los cambia a ellos.

El Obispo nos enseñó que la grandeza de las personas no consiste en sus títulos o posición social sino en el hecho de que todo ser humano está hecho a imagen de Dios. Sin embargo, esta convicción no disminuyó en modo alguno su interés por la formación intelectual del clero. El Obispo McGrath promovió la búsqueda de títulos avanzados, incluidos al menos cuatro doctorados en estudios eclesiásticos, entre los sacerdotes de las universidades tanto de Roma como de los Estados Unidos. Al mismo tiempo, de manera informal, constantemente invitaba a todos a leer, aprender y mantenerse informados continuamente.

Otra de las lecciones más grandes del Obispo McGrath, una de amistad, estaba implícita en cómo casi todos los sacerdotes y muchos laicos se referían a él como "PJ." Este apodo inspiró aún más confianza y cercanía, pero también fue una ilustración conmovedora de la creencia del Obispo PJ que la grandeza de alguien no deriva de títulos sociales, religiosos o políticos, ni siquiera de posiciones, sino de la persona misma respondiendo a la gracia de Dios.

Sin duda, lo que más me transformó fue su insistencia en la bondad, una bondad que refleja la bondad de Dios Padre. Repetía constantemente la enseñanza del evangelio donde Jesús dice: “Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer…”. (cf. Mt 25, 35-40). Hizo referencia a místicos como San Juan de la Cruz, quien dijo: “en el atardecer de nuestras vidas, seremos juzgados en el amor.” Esta bondad lo lleva a uno a encontrar lo bueno en cada ser humano y actuar de esa forma. El Obispo PJ me enseñó a nunca temer ser excesivo en bondad, incluso cuando muchos no lo aprueban o no lo entienden.

Por último, el Obispo McGrath nos enseñó la gratitud de muchas maneras. Vivió creyendo que todo es gracia y que tener gratitud demuestra nuestro aprecio por lo que recibimos de los demás, por muy insignificante que parezca. El día antes de morir, hizo una videollamada a sus familiares y amigos y nos agradeció a cada uno de nosotros por todo lo que habíamos hecho por él. El Obispo PJ murió como vivió.


El Padre Sergio Ovando está actualmente asignado a la Parroquia de Saint Catherine of Alexandria.

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