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 | Por Monseñor Terrence J. Sullivan

“Mantener la Familia Unida”

Una Reflexión Sobre el Obispo Pierre DuMaine, Obispo Fundador de la Diócesis de San José

Conocí más a fondo al Obispo Pierre DuMaine cuando él era Superintendente de Escuelas y yo era el Director del Ministerio Catequético (CCD) de la Arquidiócesis de San Francisco. Seguido asistíamos a las mismas reuniones y después cenábamos juntos- a veces en restaurantes- pero a menudo en una cabaña en el Centro de la Presentación (Presentation Center) en Los Gatos. De hecho, cocinaba para nosotros, algo que le gustaba hacer y hacía muy bien.

En estas cenas, hablamos de cualquier cosa menos de negocios. Frecuentemente preguntaba: “¿Qué estás leyendo?” Le interesaban muchos temas y siempre estaba en busca de otros temas interesantes. Sin embargo, con frecuencia yo descubría que él ya tenía algún conocimiento de cualquier tema que yo le mencionaba debido a lo mucho que él leía.

Durante una conferencia de prensa con el nuevo obispo cuando se estableció la Diócesis de San José en 1981, un reportero de una estación local en español le hizo una pregunta al obispo DuMaine en español. Respondió en un español fluido, un don que nunca supe que tenía. Más tarde me dijo que lo aprendió durante un verano que pasó en España.

Al establecer la nueva Diócesis de San José, le preguntaron muchas veces cuál era su plan. Su respuesta sencilla siempre fue: “Los Documentos del Concilio Vaticano II.”  Por ejemplo, los documentos hablan sobre el obispo y su relación con el clero local como colaboradores en la viña del Señor. Al principio, el Obispo DuMaine pidió que todo el clero de la Diócesis se uniera a él para un retiro annual y se desempeñó como maestro del retiro, ayudándonos a reflexionar sobre nuestro sacerdocio común y nuestra misión para la Nueva Diócesis.  

El Concilio Vaticano II también promovió la importancia de los dones de todos los bautizados, no solo de los ordenados. Al elegir personas para dirigir varios departamentos, el Obispo DuMaine no siguió la costumbre de tener un sacerdote a cargo de cada departamento importante. En cambio, eligió religiosos y laicos para dirigir los Departamentos. Incluso estableció una Oficina para la Mujer en la Iglesia para asegurar que los dones de las mujeres fueran fomentados y utilizados en la Diócesis.

Además, los documentos del Concilio  enfatizaron la importancia de la Liturgia - que debemos celebrar nuestra unidad alrededor de la mesa del Señor en la Eucaristía. Con esto en mente, el Obispo DuMaine trabajó para que su Catedral se ubicara en el centro de la ciudad de San José, en la parroquia original de See City, la Iglesia de San José. Al renovar la iglesia y elevarla al estado de una basílica menor, hizo que el altar se reubicara en medio de la congregación para que fuera el centro de atención y todos los presentes se reunieran a su alrededor.

Cuando la gente le preguntaba cuál era su responsabilidad como obispo, su respuesta siempre fue: “Mantener la familia unida.” Se acercó a quienes no estaban de acuerdo o estaban molestos con él, los invitó a su casa e hizo todo lo posible por lograr una reconciliación.

El Obispo DuMaine era un hombre de muchos talentos e intereses. Para mí, fue un gran amigo, y para todos nosotros en la Diócesis de San José, fue un regalo como nuestro primer Obispo.


Monseñor Terrence J. Sullivan sirvió como Vicario General de la Diócesis de San José del 1985 al 1992. También se desempeñó como párroco de las parroquias de San Juan Vianney y Santa Lucía. Ahora está jubilado.