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 | Por Hosffman Ospino, Catholic News Service

Gracias, hermana Norma Pimentel

La hermana Norma Pimentel, religiosa mexicoamericana, de padres inmigrantes y nacida en Brownsville, Texas, es la directora ejecutiva de Caridades Católicas del Valle del Río Grande. Ella se ha convertido en un verdadero símbolo de amor y discipulado cristiano al servicio de inmigrantes y refugiados en la frontera entre los Estados Unidos y México.

Es su misión; su vida. Es la manera como actualiza su vocación como mujer bautizada y como miembro de la congregación religiosa de las Misioneras de Cristo Jesús, fundada en España en 1944.

No se necesita mucho preámbulo para presentar a la hermana Norma. Fue reconocida públicamente por el papa Francisco por su trabajo inspirador con inmigrantes, por lo cual se le conoce como "la religiosa favorita del papa". En el año 2020 la revista Time la destacó como una de las 100 personas más influyentes del año.

Estos reconocimientos, y muchos otros, no han cambiado para nada la actitud de la hermana Norma con relación a su vida y a su servicio. Ella es ciertamente una de las personas más aplomadas que conozco. No se trata de ella, repite constantemente. Se trata de ver el rostro de Cristo en la persona migrante y refugiada.

Ha sido un honor conversar varias veces con la hermana Norma y aprender de su sabiduría por medio del trabajo que hemos hecho juntos al servicio de nuestra iglesia. Es una persona que irradia un amor compasivo que recuerda a quienes le rodean que sin amor, especialmente sin amar como Dios lo hace, no podemos construir un mundo justo y equitativo.

A veces los católicos en los Estados Unidos dedicamos demasiado tiempo y energía a cuestionarnos unos a otros, a buscar faltas en lo que decimos y pensamos, con frecuencia adoptando actitudes adversarias.

Mientras tanto, la hermana Norma y muchos otros católicos como ella trabajan incansablemente para darle la bienvenida a los muchos Cristos de todas las edades que llegan a nuestras fronteras buscando una oportunidad en esta nación de inmigrantes.

Esto me recuerda a santa Teresa de Calcuta (1910-1997) y las muchas historias que se comparten sobre los momentos en que le preguntaban sobre asuntos políticos o sobre cosas de la vida diaria que era poco relevantes. Para ella, la prioridad era servir a los más necesitados porque era lo correcto y porque estas personas son la presencia de Dios entre nosotros. Algunas personas no se sentían cómodas con esta actitud.

Cada generación y cada sociedad necesitan testigos que nos recuerden la urgencia de poner en diálogo nuestra fe cristiana con los desafíos más urgentes del día. Una cosa es leer el Evangelio, otra ponerlo en práctica aquí y ahora como la hermana Norma y sus colegas dedicados a servir a los inmigrantes.

Ser un modelo de discipulado cristiano no significa necesariamente que hay que ser humanamente perfectos, si es que eso es posible. Seguramente la hermana Norma tiene sus muchas limitaciones. Sin embargo, ella es un modelo claro de la manera profética como se puede vivir el discipulado cristiano al decidir afirmar el valor de todo ser humano y confiar en Dios.

Cualquier persona que muestre con su vida y sus acciones que Dios camina con nosotros, dándonos esperanza, siempre es una buena noticia, un evangelio. Más aún en una sociedad cada vez más secularizada y en un momento histórico en que líderes e instituciones religiosas han perdido mucha de su credibilidad.

Gracias, hermana Norma, por su testimonio y por recordarnos a los católicos y a muchos otros en este momento de nuestra historia lo hermoso que es poner nuestra fe en acción.

Al agradecer a la hermana Norma por su testimonio y su trabajo, también hemos de agradecer a las muchas otras personas, organizaciones y comunidades de fe que de manera incansable ponen sus vidas y sus recursos al servicio de los inmigrantes y los refugiados cada día. Lo hacen dándoles la bienvenida, curando sus heridas, escuchando sus historias y caminando con ellos a medida que se integran en nuestra sociedad.


Ospino es profesor de teología y educación religiosa en Boston College.